Sinopsis

La realidad resplandeciendo de ansiedad es desmenuzada y reconstruida desde el montaje para generar bloques de imágenes-sonido en estado puro a través de una cámara precaria que durante varios años viaja incesantemente desde los confines del subdesarrollo hasta la cima del bienestar europeo. De un barrio popular en Buenos Aires a la plaza San Marco en Venecia. De la cárcel a la llanura.

Sobre su producción

Ulysses Plebeyo es una película que reúne material filmado a lo largo de siete años por diferentes lugares del mundo. El soporte utilizado para la mayoría de las tomas fue un celular. Las condiciones de producción fueron casi nulas, o, mejor dicho, las condiciones de producción son un reflejo exacto de las condiciones materiales de lo filmado. En los barrios populares, donde la pobreza azota a millones de compatriotas, filmar sin ostentación resulta lo más ético, aunque no por eso hay que hacer una épica de la precariedad. Un celular, en esos barrios, permite que aparezca de forma sólida la espontaneidad de sus habitantes, como también ofrece la oportunidad de encontrar ángulos imposibles de lograr con una cámara “profesional”. De todos modos, la película no retrata solo a los sectores populares, sino que hay un trabajo con el contraste, el contrapunto y la contradicción. Aparecen lugares icónicos de Europa, como Berlín, Barcelona, Madrid, Venecia, montados al lado de imágenes dolorosas del subdesarrollo argentino. Gran paradoja del cine: todo lo puede filmar y crear una falsa ilusión de igualdad en el montaje, donde todas las imágenes valen lo mismo, y un obrero o un joven que está preso en una cárcel latinoamericana se halla en la misma temporalidad y en un mismo objeto- la película- que un europeo que camina alegremente por la Plaza San Marco de Venecia. De los monoblocks de Fuerte Apache a los Castillos medievales de Ferrara, de los pasillos de La Gardel a la arquitectura imponente y solemne de Berlín.

Sobre ULYSSES PLEBEYO

No hay muchas películas argentinas contemporáneas (y me atrevería a decir en toda nuestra historia) que se acerquen tanto a las ideas de montaje que vienen de la vanguardia soviética de los años 20 como las de César González. Este cineasta, escritor, polemista, recupera esa tradición y la pone a jugar con el registro desordenado de algunos momentos de su vida. La película podría pensarse como un diario de viaje, por el interior de los barrios y el exterior del país, pero sería quedarse corto. Ulysses Plebeyo tiene un ritmo entrecortado de imágenes desordenadas en tiempo y espacio, colores saturados, placas disruptivas. La articulación se da por el cruce de eventos históricos recientes (como un motín carcelario del 2020 en la Unidad Melchor Romero, la pandemia, las elecciones presidenciales en las que ganó Alberto Fernández, el día de la muerte de Maradona, algunos partidos de Racing, los festejos por el Mundial) con las aventuras de este Ulises Plebeyo a La Paz, Berlín y a Venecia. Todo sirve y entra en la vida de González, de manera atropellada y vital.

Si el género del “diario” que tanto pulula por los distintos espacios del cine suele limitarse al registro autobiográfico/identitario, lo que hace González es pensar más allá de sí mismo a partir del montaje. Enfatiza, reencuadra, juega con la plástica de la imagen y los contrapuntos del sonido, no para buscar un relato ordenado y así llegar a una especie de tesis sobre su lugar en el mundo, sino para habitar las tensiones sociales de las que es parte, aunque lo excedan. Todo el tiempo la película, está haciendo y deshaciendo el sentido de un plano con el siguiente. Se contradice y se atreve a ser críptica.

Un momento permite ver los movimientos internos de la película. En el medio de la descripción de la vida en el penal Melchor Romero, una placa dice: “Imágenes que hacen justicia pero sólo en el cine” y vemos a de dos presos, en sendas camisetas de fútbol, abrazados en cámara lenta. Luego habrá un motín, y las cosas se ponen violentas. Esta combinación es casi un desafío a la cinefilia, a esa manera de pensar el cine que implica que las películas pueden contradecir el mundo, sustituirlo o aliviar la experiencia que se tiene en él. González busca esa belleza, ese alivio, incluso cierta idea de justicia, pero no deja de mostrar lo otro, los bordes ásperos que no pueden filtrarse con melancolía o una mirada apacible. Se pueden ver imágenes dolorosas y violentas mezcladas con gestos de amor, con bailes, con comidas entre muchos, con ese abrazo en cámara lenta. La mirada que sostiene Ulysses Plebeyo sobre el cine y la vida es contradictoria y poderosa. Es la mirada de un hombre con una cámara.

LAUTARO GARCÍA CANDELA

Ficha técnica

Dir César González
P César González, Alan Garvey, Rodrigo Lugones
G César González
E Alan Garvey, Joel Páez, El Fénix de Fuerte Apache, Sabrina Moreno, Nicole Martínez, Joel Aguiar, Gabriel Aiquino, Hernán Acosta, Vecinos de la Villa Carlos Gardel, de Fuerte Apache, Internos de la Unidad 30 de Melchor Romero
DF César González, Joel Aguiar
M César González
DS César González

BIO

César González (1989, Buenos Aires) es escritor, poeta, ensayista y director de cine. Dirigió Diagnóstico Esperanza (2013), ¿Qué puede un cuerpo? (2014), Corte Rancho” (2014), Truco (Cortometraje, 2014), Guachines (Cortometraje, 2014), Exomologesis (2016), Atenas (2019), Lluvia de Jaulas (2020), Castillo y sol (2020), La nobleza del vidrio (Cortometraje, 2021), Diciembre (codirigida con Ale Bercovich, 2021), Reloj, Soledad (2021), Transitando el abismo (Cortometraje, 2022), Liturgia Villera (Cortometraje, 2023), Al Borde (2023) y Fobia (Codirigida con Sofía Gala, 2023).

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