Sinopsis
Esta película es un diario en tercera persona de los encuentros y desencuentros entre dos incrédulos y un profeta. Pero antes que eso, es un disparatado viaje, en donde sus valerosos personajes se verán implicados en una serie de sucesos (extra)ordinarios con una bola misteriosa, naves espaciales y productos regionales.
Sobre su producción
Conocimos a Néstor gracias a un amigo que nos hablaba de un curandero en las sierras de Córdoba. Por esos días, uno de nosotros había tenido un accidente de auto, y el seguro le depositó el equivalente a un Fondo de Creación del FNA. Con ese dinero nos fuimos a grabar 10 días.
Parecía que estábamos inmersos en una película de ciencia ficción. Un grupo de personas vestidas con largas túnicas blancas usando unas vinchas con piedras en la frente se congregaron en la puerta de la casa de Néstor. Mientras eso sucedia, él intentaba asegurar el trailer que sostenia una bola gigante, de unos dos metros de diámetro y medio verde traslúcida, a un auto viejo de color bordó. Al principio fue una curiosidad rabiosa, usar al cine como un puente para abordar a un otro. Tratar de entender su mundo y las reglas que lo sostienen. Néstor era un imán.
Pero no todos los viajes fueron iguales. En algunos no encontrábamos a Nestor, en otros nos quedábamos dormidos, y en general nunca sucedía lo que habíamos planeado. Hacer un guión no tenía sentido, así que renunciamos a la posibilidad de conseguir fondos. Decidimos seguir filmando, confiando que en el montaje aparecería la película.
Del último viaje, sin embargo, volvimos frustrados y un poco desencantados. La película seguía sin aparecer. Hasta que un día dimos con el mito de Sísifo. La historia de un hombre castigado por los dioses, condenado a subir y bajar una piedra gigante y pesada por una montaña, sin sentido alguno, por toda la eternidad. En esa imagen circular lo vimos a Néstor y nos vimos a nosotros mismos. Ya casi no recordábamos por qué empezamos a grabar la película, pero ahí estábamos, sin otro remedio más que seguir empujando la piedra y de todas las películas posibles, elegimos ésta: la de un hombre que se cree profeta, unos aventureros que se creen cineastas y una bola misteriosa verde traslúcida.
Sobre Los incrédulos
Pocas road movies tan extremas como Los incrédulos, primero por su temporalidad: el dúo protagonista estuvo algo así como una década, entre 2015 y 2024, siguiendo las derivas de Néstor, suerte de profeta que dialoga con un más allá, guiado por voces que le encomiendan misiones y a las que les cuenta sus deseos. Diez años rodando, en un sentido múltiple: Néstor construye una bola gigante que comienza a girar alrededor de la ruta 38 entre serpenteantes caminos cordobeses, entre San Marcos Sierras y Capilla del Monte. Giros inesperados siempre, desde el mismo germen de esta gran bola, que su creador define como “diamante de la salvación, el átomo viviente, el corazón de la pirámide”. Una bola que, por sus distintas propiedades, va cumpliendo diferentes funciones en su periplo junto a Néstor y los incrédulos: puede estar ubicada en el pozo de luz de un templo o ser el centro de un ovnipuerto en la cima de un cerro. La bola va de lo más bajo a lo más alto, una rotación que la película sigue con un pulso sin subrayados.
La película es la bisectriz entre Bonanza (2001), de Ulises Rosell, y Luminum (2022), de Maximiliano Schonfeld. Néstor no solo tiene un parecido físico con Bonanza sino que también es un buscavidas que encuentra en los márgenes, en los desechos, una forma extraña de la aventura. Y como las ufólogas Silvia y Andrea, él tiene una pasión terrestre muy arraigada, que lo reúne con el paisaje en busca de energías extraterrestres. “Esta bola, el gran diamante, tiene vida, late”, dice el Néstor demiurgo, señalando la bola verde, que un poco también se mimetiza con la vegetación, como un arbusto raro.
Una voz ajena, extranjera, con acento algo español y tono casi artificial, como si fuese el habla de un GPS, relata ciertos momentos del camino de los incrédulos, que aunque está dividido en capítulos, la narración siempre tira del mismo hilo de Ariadna, de una madeja que nunca se desovilla del todo para seguir girando siempre. La construcción circular del relato, de idas y vueltas entre los mismos lugares, objetos, personajes, que en cada vuelta van acumulando capas enigmáticas, es lo que le da un sentido especial a una road movie que nunca deja la ruta para no anclarse en un punto de llegada. La fe no mueve montañas, porque creer es detenerse en una posición, en un dogma: es la incredulidad lo que nos hace seguir en movimiento, girando como un ovni, como el cine.
DIEGO TREROTOLA
Ficha técnica
CP Surbi cine, Ballena Franca, Saki Cine
Dir Damián Coluccio, Máximo Ciambella
P Micaela Alvarez
G Damián Coluccio, Máximo Ciambella
E Nestor Corsi, Marcos Corsi, Maribel Gorosito, Franco Bersi
DF Constanza Sandoval, Cobi Migliora, Damián Coluccio, Máximo Ciambella
M Damián Coluccio, Máximo Ciambella
DS Mercedes Gaviria
BIO
Máximo Ciambella y Damian Coluccio estudiaron Diseño de Imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires. En el 2018 estrenaron El árbol negro en el 33º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, donde obtuvo tres premios, incluido el premio a Mejor Largometraje Argentino. La película recolectó premios en festivales nacionales como GRABA 2019 (Mendoza) y Santiago del Estero Film Festival. Participó de los festivales Sheffield Doc Fest 2019 (Reino Unido), Manheim – Heildelberg Film Festival 2019 (Alemania), SANFIC 2019 (Chile) y Atlantic Doc Film Festival 2020 (Uruguay), donde obtuvo el premio a Mejor Ópera Prima. En FESTIFREAK 2019 (La Plata), Mejor película de la competencia. En el 2021 participó de la competencia internacional del Taiwan International Documentary Festival. En el 2022, Máximo en solitario estrenó su largometraje Amancay en el 23º BAFICI y obtuvo el premio mayor de la competencia argentina. En el 2017 Damián estrenó el cortometraje documental Covunco en BAFICI y Maximo estrenó el cortometraje documental Cuento en Curta Cinema (Río de Janeiro). En el 2010 dirigieron juntos El arca, cortometraje experimental, ganador del concurso 200 segundos Buenos Aires, organizado por la Universidad del Cine (FUC).