Sinopsis

Es la primera entrega de una serie de películas titulada Vida céntrica, que es el resultado del encuentro feliz de dos amigos que se juntan a filmar por el placer de caminar y de observar la ciudad en la que viven y en la que crecieron. Lo que miran es la ciudad que les pertenece, y convertir ese hecho en película es la manera de compartir esa pertenencia con otras y otros. Cada observación, sea el movimiento del tránsito de una intersección de calles, sea la fuerza del viento ejercida sobre una rama, sea el ritmo de los peatones en la noche, contiene una forma y un relato y la confianza de que pueden ser trasmitidos a quien se brinde a esa contemplación.

Sobre su producción

Esta película es el resultado del encuentro feliz de dos amigos que se juntan a filmar por el placer de caminar y de observar la ciudad en la que viven y en la que crecieron. Lo que miran es la ciudad que les pertenece y convertir ese hecho en película es la manera de compartir esa pertenencia con otras y otros.
El primer día de rodaje data de junio de 2011 y desde entonces el hábito de salir a filmar sólo fue interrumpido por la pandemia. De cualquier manera, todo el material que integra la Primera Entrega de esta serie fue registrada hasta antes de la llegada del coronavirus. Por lo tanto, sus autores son conscientes de que la ciudad que se documenta es una que ya no existe.
En cuanto al financiamiento, todo el rodaje se realizó con equipamiento propio y con una pequeñísima ayuda del Fondo Metropolitano de las Artes que permitió pagar algunos insumos y gastos ocasionales de la filmación. La postproducción es el resultado del esfuerzo y la generosidad de amigos y amigas que ayudaron para que la copia pudiese proyectarse en condiciones óptimas.

Sobre Vida céntrica

El centro de la Ciudad de Buenos Aires es muchas cosas. De límites difusos, es el refugio de cierta bohemia artística con una historia compleja y emocionante, está conectado con una tradición arquitectónica, aunque cada vez menos, también es un lugar de oficinistas melancólicos a lo Scalabrini Ortiz. Tiene librerías, bares, teatros, pizzerías. También es el lugar al que va la gente cuando tiene que decir algo y no sabe dónde ir; en el Obelisco se juntan a protestar contra el Coronavirus, a disfrazarse de Spiderman, a festejar una Copa del Mundo. Evidentemente es un lugar que obsesiona a Rodrigo Moreno y Bruno Dubner, co-directores de Vida céntrica. No toman al Centro como una acumulación de símbolos o hitos, sino como un estado de ánimo. La vida céntrica es una manera de pasar el tiempo y una propuesta perceptiva.

La película está presentada como parte de una serie, en una clave menor y discreta, y funciona como un retraimiento modesto después de las tres horas en las que se despliega a paso firme Los Delincuentes, la anterior película de Moreno. Hay un aire similar en tanto que cruza tiempos y sensibilidades: vemos la ciudad de hace unos años, pre-pandemia, musicalizada con Bronca Buenos Aires, un disco impresionante de Jorge López Ruiz, músico de jazz y compositor de bandas sonoras de una buena parte del primer Nuevo Cine Argentino. Es el soundtrack perfecto de los 70, en el que convive un jazz orquestado, vanguardista, con recitados que puntúan las canciones y dejan ver una épica violenta, disconforme e inquieta. No es un gesto nostálgico, como tampoco lo es la aparición estelar de un director admirado, maestro de muchos cineastas, frecuentando los bares del centro. Lo que hace la música es que nos permite ver las capas geológicas de la imagen; la historiza y la pone en contexto. Convoca fantasmas que se dan cita en el barrio.

Al verla se preguntarán: ¿por qué estoy viendo esto? Los planos son largos, contemplativos, a la vez que juguetones y dan cuenta de una concepción compleja del encuadre y del ritmo interno. Se detienen en lugares y paisajes que pueden ser imperceptibles en una típica caminata apurada por el centro. A la vez, no van a poder dejar de mirar. Esa podría ser una buena definición de lo que hace un cineasta: alguien que hace imágenes inexplicables, pero hipnóticas.

LAUTARO GARCÍA CANDELA

Ficha técnica

CP Compañía Amateur, Amor Fou
Dir Bruno Dubner, Rodrigo Moreno
P Bruno Dubner, Rodrigo Moreno
G Bruno Dubner, Rodrigo Moreno
DF Bruno Dubner, Rodrigo Moreno, con la colaboración de Alejo Maglio
M Rodrigo Moreno
C Inés Duacastella
DS Federico Esquerro

BIO

Rodrigo Moreno (1972, Buenos Aires) es director de cine, guionista y productor. Estudió en la Universidad del Cine. En 1993, dirigió y escribió Nosotros, premio al mejor cortometraje en el Festival de Bilbao, Compañeros (último episodio de la película Mala época, 1988) y El descanso (2002), largometraje realizado junto con Ulises Rosell y Andrés Tambornino. El custodio, su primer largometraje como director en solitario, ha obtenido más de 20 galardones internacionales, entre ellos en los festivales de Sundance, Guadalajara y La Habana. Su filmografía se completa con Un mundo misterioso (2011) y Réimon (1914). Su último largometraje, Los delincuentes (2023), tuvo su debut en el Festival de Cine de Cannes.

Bruno Dubner (1978, Buenos Aires). Se formó en filosofía con Luis Jalfen. Estudió fotografía en el Centro Cultural Recoleta, con Adrián Rocha Novoa y en la Escuela de Fotografía Creativa. Realizó talleres con Juan Travnik, el seminario “Solocolor” con Karina Peisajovich y el Programa de Tutorías del Centro Cultural Ricardo Rojas. En el año 2005 recibió el Primer Premio Adquisición en el Salón Nacional de Artes Visuales; en el año 2006 recibió una mención en el Premio Platt; y en el año 2009 participó del Premio ArteBa-Petrobrás con la obra Locutores Profesionales Leen El Capital de Karl Marx (en co-autoría con R. Moreno).(en co-autoría con R. Moreno). Ha exhibido su trabajo, de manera individual y colectiva en la Fotogalería del C.C. Ricardo Rojas (2006), en la Fotogalería del Teatro San Martín (2008), en VVVGallery (2007 y 2009), en el C.C. Recoleta (2001) y en el Palais de Glace (2007 y 2008), entre otros.

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